Hace tan solo unas semanas, el Sindicato de Músicos de Suecia pidió a Spotify investigar a Firefly Entertainment, polémica empresa acusada de crear supuestos artistas falsos para aparecer arbitrariamente en populares listas de reproducción como Deep Focus, Sleep y Peaceful Piano.
Reportajes locales indican que existen cerca de 830 artistas genéricos vinculados a Firefly y que 495 de ellos han sido colocados estratégicamente en las playlist; ¿con qué objetivo? el de reducir los costos de pagarle a un artista “verdadero” de una disquera transnacional.
Desde hace varios años, existen rumores de que Spotify realiza acuerdos “en lo oscurito” con productoras independientes de Suecia para promover su música en playlist relevantes. La existencia de un centro de creación “in house” le permitiría a la empresa ahorrarse mucho dinero, el cual podría verse reflejado en, por ejemplo, los 7 millones de dólares que recauda Firefly en regalías anuales con solo 20 personas detrás de cientos de artistas con múltiples pseudónimos.
Las investigaciones de los periodistas suecos toman más fuerza debido a que Nick Holmstén, exmiembro directivo de Spotify, tiene vínculos empresariales con Firefly, los cuáles son completamente públicos.
Sin embargo, ¿es cierto que los artistas son “falsos”? Un reportaje de The Verge muestra que muchos de los supuestos músicos “fake” en realidad sí existen y que incluso, se han apoyado de aliados estratégicos como Universal Music para publicar sus creaciones.
Los instrumentistas de Firefly se dedican a crear música de “stock”, librerías de uso libre y también música para Spotify, en un negocio que se ha vuelto redituable debido a la alianza estratégica entre los creadores que, con el objetivo de generar ganancias de la música, deciden realizar canciones genéricas para playlist; y una empresa que se beneficia de ellos para sumar más temas a sus cambiantes listas de reproducción.
Los artistas detrás de los temas no tienen ningún interés en volverse populares y los múltiples nombres con los que se dan a conocer responden a diferentes estados de ánimo y de conceptos como “tomar café", “salir de vacaciones” o “un día de melancolía”. Es por ello que moldean sus creaciones con la única finalidad de ajustarse a las playlist que tienen en la mira.
Lo cierto es que el mundo ha cambiado y la música cada vez se convierte más en un accesorio para cocinar, hacer ejercicio, concentrarse, estudiar; etc. La mayor parte de las personas escucha música mientras realiza otra actividad, y no se toma un tiempo para apreciar sus armonías, melodías y tonalidades. Es por ello que la música genérica, la cual no requiere de ningún tipo de atención, es más fácil de digerir por medio de playlist “to go”, las cuales están listas para acompañar las actividades del día a día y son sumamente accesibles.
Los músicos suecos quizás tengan razón en quejarse de que sus canciones en idioma nativo se queden muy por atrás en las listas de popularidad. Esto perjudica a la cultura y frustra cada vez más las posibilidades de que los actos emergentes y auténticos se den a conocer. No obstante, es probable que sea mucho más fácil que una persona en México, Estados Unidos o Francia escuche una canción instrumental de Suecia para “estudiar” de un artista desconocido que una pieza en un idioma poco universal de un grupo significativamente relevante para la comunidad local.
Para despejar dudas y ser más transparentes, Spotify ha puesto a disposición la página Loud & Clear, la cual desde el 2021 publica las regalías que reciben los artistas y los ingresos de la plataforma de streaming. Sin embargo, a pesar de eso no es posible asegurar que en el fondo no hay operaciones ocultas que buscan posicionar a artistas genéricos comercialmente “seguros” en lugar de apostar por la promoción de piezas artísticas novedosas y contextualmente importantes.
Las compañías de streaming en la actualidad son sumamente importantes en el trazado del camino de la música contemporánea. ¿Qué nos deparará el destino? ¿más artistas genéricos? ¿algoritmos que privilegiarán a creadores que tienen como único objetivo lucrar con el arte? el camino de Spotify parece anunciar este destino, el cual podría ser devastador para la cultura, pero también síntoma de un problema más grande: la banalización del arte en la época contemporánea.
Ante el auge del consumo digital y de los inconvenientes que conlleva, artistas como Jack White han promovido y defendido el uso de formatos físicos como el vinilo, el cual actualmente vive un auge importante que se ha visto obstaculizado por la escasez de plantas de fabricación. Te invitamos a escuchar nuestra entrevista con el cantante y guitarrista en el último capítulo de Tutti Frutti, en el cual nos aseguró que “el negocio de la música es un campo minado”.