Billy Corgan y los "cuernitos" del rock
El viaje nostálgico nos pegó más de lo que esperábamos
Foto: Ocesa / Liliana Estrada
¿Hace cuánto no veíamos los clásicos “cuernitos” del rock en un concierto? El jueves por la noche, cuando The Smashing Pumpkins estaba a punto de terminar su primer show en el Teatro Metropolitan, un icónico Billy Corgan alzó la mano cornuta en el aire y provocó que miles respondieran con el mismo gesto.
El protagonista de la ceremonia mostró a su público uno de los símbolos históricos del género, como muestra de que sigue vigente y que, a pesar de que cada vez llena menos estadios, sus seguidores siguen vinculados a los artistas porque los acompañaron en su adolescencia, porque les hicieron ver una nueva perspectiva del mundo y porque, incluso, fueron esenciales en la formación de su identidad.
Frases como “esa es del Adore” y “faltan más del Siamese Dream” se podían escuchar entre la audiencia, en conversaciones que difícilmente tendrán lugar en el futuro ante la –quizás– inevitable desaparición de los álbumes en formato largo. Nos pone nostálgicos saber que las formas de consumo cambiaron, que los discos son una cosa del pasado y que cada vez se le da menos valor a las creaciones artísticas.
Foto: Ocesa / Liliana Estrada
No hace mucho Win Butler de Arcade Fire aseguró que la música se convirtió en un fondo para hacer otras actividades. Canciones para estudiar, para hacer limpieza o para cocinar. Entre sus declaraciones, el cantante señaló que la humanidad podría perderse del siguiente Bob Dylan y hasta del próximo Kendrick Lamar simplemente porque la música se transformó en un bien desechable que, sino tiene éxito inmediato, puede pasar desapercibida.
Silverfuck, Drown, Quiet, Hummer y Starla; canciones que distaron de ser un hit en el momento de su lanzamiento fueron coreadas como grandes éxitos en los últimos días. En un mundo donde los algoritmos recomiendan y posicionan las canciones más populares, es difícil concebir que los temas anteriormente mencionados pudieran alcanzar a los oyentes si se hubieran estrenado hoy en día.
Así es como el concierto de The Smashing Pumpkins nos hizo recordar el pasado y reflexionar sobre el presente. La melancolía nos llegó, pero también nos hizo pensar que el rock no debería darse por muerto como muchos aseguran y menos en México, donde una agrupación como la de Billy Corgan aún es capaz de agotar cuatro fechas con facilidad.
Al final, los recuerdos permanecen, los gustos se transmiten de generación a generación y la colectividad, o al menos parte de ella, no olvida a sus ídolos, como la figura de un hombre sin cabello y con una larga gabardina, la cual aparecía en un canal de televisión musical que dejó de transmitir música desde hace años, pero que aún recordamos con cariño.
Gish, el debut de la banda, se lanzó en 1991, año trascendental para la historia de la música en el que se estrenaron otros álbumes influyentes como Nervermind, Ten y Use Your Illusion. Te dejamos un capítulo en el que exploramos aquella época en la que el “underground dejó de serlo” y transformó la cultura dominante de Estados Unidos y el mundo.
The Smashing Pumpkins, Teatro Metropolitan - 5 de mayo